PRESENCIA DE MEXICO EN LA NUMISMÁTICA CUBANA

 Por: Roberto Menchaca¹

Resumen:  Este trabajo explora un área poco conocida como son las conexiones que existieron entre México y Cuba con respecto a las acuñaciones monetarias realizadas para la circulación en este último país.


Palabras Clave: Cuba, México, Monedas cubanas

Abstract: This paper explores a little-known area, namely the connections existing between Mexico and Cuba with respect to the coinage minted for circulation in the latter country.

Keywords: Cuba, Mexico, Cuban coins


1 Período colonial

Es bien sabido que en Cuba no se instaló nunca una casa de moneda durante el período colonial. Es por ello que el circulante en la isla se nutría, además de la moneda llegada desde la metrópoli, de monedas españolas acuñadas directamente en las cecas que España ordenó instalar en algunos de sus posesiones coloniales, como los territorios de los actuales México y Santo Domingo, entre otras.

Gracias a la Real Cédula fechada el nueve de febrero de 1556 comenzaron a llegar a La Habana los “situados” procedentes principalmente del Virreinato de Nueva España. Estas remesas periódicas de dinero estuvieron originalmente destinadas a sufragar los gastos derivados de la construcción de fortificaciones defensivas y, con el tiempo, supusieron una importante inyección financiera a la economía local. La independencia de la mayor parte de las colonias ocurrida durante el siglo XIX, y en especial la independencia de México en 1821, provocó el cese de este influjo monetario causando un grave perjuicio económico a la isla. Con los situados llegaron a Cuba varios tipos de monedas como las macuquinas y la posterior moneda “de busto” que sirvió para sustituir a la primera.

FIGURA 1: Anverso y reverso de una moneda macuquina de ocho reales acuñada en México
(Reinado de Felipe II)

Junto a estas monedas llegaron también a Cuba las “onzas” de oro y los “pesos” de plata de ocho reales, que a la larga también acabarían dándole el nombre a la unidad monetaria del país. Ambas monedas tuvieron una amplia circulación en Cuba. En el caso de la “onza” su influjo se vio enormemente favorecido por el premio del 6.25% con que estas monedas se cotizaban en la isla. Es decir, una de estas monedas se cambiaba por 17 pesos en La Habana con respecto a los 16 pesos que valían en la península.

FIGURA 2: Anverso y reverso de una “onza” de oro acuñada en México en 1770.

La carencia de moneda en circulación motivó que las autoridades de la isla decretasen una serie de medidas para permitir la circulación de monedas extranjeras en el país, incluso la de aquellas repúblicas recién liberadas del dominio colonial español. De este modo, la Real Orden de 28 de marzo de 1825 dispuso la circulación de la moneda de oro mexicana mientras que la Real Orden de 23 de octubre de 1833 autorizó la circulación de las monedas de plata de las nuevas repúblicas por el mismo valor que las antiguas pesetas “columnarias”.
Cabe mencionar la existencia de un conjunto de monedas de plata, principalmente mexicanas y norteamericanas que exhiben un resello en forma de llave atribuido generalmente a Cuba. Si bien no se conoce evidencia alguna que lo confirme, la hipótesis más aceptada por la comunidad numismática es que las piezas fueron reselladas con vistas a recaudar fondos que ayudasen a sufragar los gastos derivados de las guerras de independencia libradas por los cubanos contra el imperio colonial español en la segunda mitad del siglo XIX. Las monedas mexicanas que fueron reselladas corresponden tanto a las denominaciones de dos, cuatro y ocho reales como las de veinticinco, cincuenta centavos y un peso.

FIGURA 3: Anverso y reverso de una moneda mexicana de cuatro reales de 1855 resellada con una llave.

2 Período republicano

La entrada de Estados Unidos en la guerra de independencia cubana en 1898 aceleró el fin del dominio colonial español. No obstante, los cubanos no lograron su ansiada independencia y la isla pasó a estar controlada por el vecino del norte. 
Si bien la República de Cuba fue proclamada el veinte de mayo de 1902, las primeras monedas cubanas no fueron acuñadas hasta 1915 gracias a la Ley de Defensa Económica firmada por el presidente cubano Mario García-Menocal el 29 de octubre del año anterior. La citada ley dispuso el cese del curso legal de todas las monedas extranjeras que se mantenían en circulación en la isla con la sola excepción de la moneda norteamericana.
 
Después de acuñar importantes cantidades de monedas entre los años 1915 y 1920 en la ceca de Filadelfia, las acuñaciones fueron suspendidas a causa de la crisis que sacudió a Cuba a partir de ese último año (i.e. el período conocido como de “las vacas flacas”). 

No obstante, a finales de 1927 se contempló la idea de retomar las acuñaciones en plata. Para ello, se pensó en primer lugar producir las piezas en la Casa de la Moneda de México aprovechando la estrecha amistad del presidente cubano Gerardo Machado con el General mexicano Juan Barragán Rodríguez cercano al presidente de aquel país. Si bien se mantuvieron contactos, la idea no llegó a fructificar y posiblemente quedó definitivamente abandonada a raíz del crack bursátil de 1929.²

FIGURA 4: Juan Barragán Rodríguez (1890-1974)

Las acuñaciones en plata no se reanudaron hasta 1932. A lo largo de toda esa década los sucesivos gobiernos cubanos acuñaron cuantiosas cantidades de monedas en este metal con el objetivo expreso de aprovecharse del señoreaje que reportaban estas actividades para financiar los déficits presupuestales. A la larga esta política condujo a la devaluación del peso cubano frente al dólar norteamericano. Entre 1932 y 1939 se acuñaron unos ochenta millones de pesos en plata. Si bien las monedas fueron producidas en la Casa de la Moneda de Filadelfia, el metal necesario para la acuñación se compraba indistintamente en los mercados de Nueva York, Londres o México, según resultase más ventajoso.³ 

Poco después de iniciada la Segunda Guerra Mundial las autoridades cubanas estudian la necesidad de retomar las acuñaciones de moneda fraccionaria de baja denominación que comenzaba a escasear de manera alarmante. En este sentido la Casa de la Moneda de México remitió en 1940 a las autoridades cubanas una propuesta para realizar la acuñación de monedas de uno, dos y cinco centavos en ese país. La propuesta comprendía la acuñación de las piezas utilizando aleaciones de cobre: níquel o cobre: zinc y especificaba un período de entrega de seis meses para las monedas acuñadas. Si bien el Congreso cubano aprobó la Ley número 27 el 21 de julio de 1941 autorizando al ejecutivo a acuñar monedas de uno y cinco centavos, la citada acuñación nunca se realizó. Hubo que esperar hasta 1943 para que la citada acuñación de piezas fraccionarias se llevará acabo, si bien esta no se realizó en México sino nuevamente en Estados Unidos. 

Con la creación del Banco Nacional de Cuba en 1948, se emitieron nuevos billetes que en lo sucesivo ya no estarían garantizado con plata sino con oro, dólares y otros activos. Esto le permitió al banco retirar de la circulación la mayoría de las monedas de plata de un peso y venderlas por su contenido metálico. A partir de julio de 1950 el Banco Nacional comenzó la venta de los ochenta millones de estas monedas que atesoraba en sus bóvedas. La venta fue canalizada a través del Tesoro norteamericano y se extendió hasta 1954 generando un beneficio neto de casi 50.5 millones de pesos para la hacienda cubana. La operación estuvo precedida por una serie de negociaciones concluidas en 1950 con las autoridades monetarias del Banco de México, que era el principal productor mundial de plata y pieza clave en el mantenimiento del precio de dicho metal en el mercado mundial.

Una parte de la plata obtenida de la fundición de estas monedas fue utilizada en la acuñación de una serie conmemorativa destinada a la circulación. Las monedas en cuestión sirvieron para conmemorar el cincuenta aniversario de la proclamación de la república ocurrida en 1902. Con vistas a asegurar que las monedas llegasen a la isla antes de la festividad del veinte de mayo, las autoridades cubanas iniciaron gestiones con el director general del Banco de México, Rodrigo Gómez Gómez, para las monedas en este país en caso de que la ceca norteamericana de Filadelfia impusiera un tiempo de espera inasumible para acuñar las monedas cubanas. Finalmente, la opción mexicana no fue necesaria y las primeras monedas del “cincuentenario” llegaron a Cuba el 8 de mayo de 1952.
 
FIGURA 5: Rodrigo Gómez Gómez (1897-1970), director general del Banco de México entre 1952 y 1970

A partir de diciembre de 1956 se inicia la última fase de la sublevación armada contra el gobierno de Batista. Un grupo de ochenta y dos expedicionarios liderados por Fidel Castro embarca a bordo del yate “Granma” en el puerto mexicano de Tuxpan con destino a Cuba para dar inicio al conflicto armado que culminará con el triunfo revolucionario de 1959. Durante este tiempo se emiten un gran número de bonos tanto en Cuba como en otros países, incluido México, para sufragar los gastos derivados de la lucha armada. Algunos de los bonos producidos en México fueron impresos a nombre del movimiento “26 de Julio” en las denominaciones de uno y diez pesos. Otros fueron impresos por organizaciones y movimientos mexicanos afines a la causa cubana. Estos ‘últimos ostentan la efigie del patriota cubano José Martí y las banderas cubana y mexicanas.


FIGURA 6: Anverso y reverso de un bono de un peso impreso en México D.F. a nombre del Movimiento “26 de Julio”

3 Período revolucionario

Las monedas y billetes cubanos producidos desde 1959 han tenido desgraciadamente pocos puntos en común con el hermano país mexicano. 

Quizá uno de los hechos más sobresalientes de este período lo constituye la acuñación en 1970 de un número de piezas conmemorativas realizada con fines comerciales por la empresa privada Central de Numismática y Medallística de México. En plata fueron acuñadas piezas en la denominación de un peso y un número aún más reducido de ejemplares fue producido en oro en la denominación de veinte pesos. Las piezas ostentan en el anverso la imagen frontal de Ernesto “Ché” Guevara, quien había caído en combate tres años antes en la selva boliviana, rodeada de las leyendas “PATRIA O MUERTE” y “HASTA LA VICTORIA SIEMPRE”. La fecha de su caída en combate, 1967, se inscribió debajo de la imagen. En el reverso se dispuso el escudo de la república rodeado por la leyenda “REPUBLICA DE CUBA”, la denominación, el año de acuñación “1970” y el metal principal de la aleación con que las piezas fueron fabricadas (i.e. oro o plata pura). Las monedas fueron obviamente acuñadas con vistas a conmemorar la caída en combate del comandante Ernesto Guevara, pero la emisión no contó nunca con la autorización de las autoridades cubanas.

FIGURA 7: Anverso y reverso de una moneda de oro de veinte pesos 

La Casa de la Moneda de Cuba, anteriormente conocida como la Empresa Cubana de Acuñaciones, ha producido desde 1977 monedas conmemorativas para celebrar un sinfín de eventos y efemérides. Algunas de estas piezas están relacionadas de algún modo con el país azteca como las monedas de uno y cinco pesos acuñadas en 1986 y 1988 para conmemorar la celebración del XIII Campeonato Mundial de Futbol organizado por México.

FIGURA 8: Anverso y reverso de una moneda cubana conmemorativa de cinco pesos acuñada en 1986 

En 1991 un grupo de países de habla hispana de Iberoamérica junto con España y Portugal acordaron producir conjuntamente distintas series de monedas con temas variados. México y Cuba han participado en varias ediciones de este proyecto. Cada país acuña una moneda con un anverso escogido por sus autoridades monetarias mientras que en el reverso se disponen los escudos de todas las naciones participantes en el proyecto rodeando el escudo del país que acuña la moneda en cuestión.

FIGURA 9: Anverso y reverso de una moneda conmemorativa mexicana de cien pesos de plata perteneciente a la primera serie iberoamericana “

Es deseable que este proyecto prosiga y que en el futuro se estrechen los lazos numismáticos que unen a Cuba y a México, dos naciones ya de por sí hermanadas por la historia. 


NOTAS:

¹ Investigador independiente
² Diario de la Marina, ediciones de 28.05.1927 y 23.09.1927
³ “Treasury buys silver abroad for Cuban coins”, Chicago Tribune, 2 de septiembre de 1935; “Cuba buys London silver”, The Numismatist, octubre, 1936
⁴ “Memorándum para la acuñación en la Casa de la Moneda de México de la moneda fraccionaria cubana”, Archivo del Museo Numismático de La Habana
⁵ The Financial Times, 20 de julio de 1950
⁶ Nuevas monedas fraccionarias por el Cincuentenario”, Diario de la Marina, 16 de mayo de 1952
⁷ Véase el sitio web de “Cuba Museo” producido por Luis Diaz Mijares
⁸ “Numismática cubana, siglos XVI-XX”, Museo Numismático del Banco Nacional de Cuba

BIBLIOGRAFÍA:

1. “Apuntes históricos de la circulación de la moneda en Cuba”, 2023, Roberto Menchaca, Editorial Punto Rojo Libros, Sevilla, España.
2. “La circulación de las monedas de oro españolas y francesas durante la primera intervención norteamericana en Cuba (1898-1902) y su posterior desmonetización”, Roberto Menchaca, Numisma, 2022, nr. 264, año LXXII, pp. 165-173. 
3. Digital Library of the Caribbean (www.dloc.com): colección de periódicos y revistas cubanas.
4. Hemeroteca Nacional (Biblioteca Nacional de Cuba): colección de periódicos y revistas nacionales.
5. Diario de E. Montoulieu y archivo fotográfico; Museo Numismático de La Habana.



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